- 3 Ene 2007
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DIARREAS EN LOS PERROS
Sin pretender hacer un tratado sobre ello, ya se escapa a mis conocimientos, sí quiero compartir lo que he ido aprendiendo a lo largo de casi un año en que mi perrita, Nala, ha estado con diarreas. Voy a explicaros detalladamente su evolución para que así, tengamos más conocimiento de un tipo concreto de descomposición intestinal, ya que hay que aclarar que no todas las diarreas son iguales, dependiendo del tipo, indican unos motivos u otros. También debemos saber que no es una enfermedad en sí sino un síntoma de algo. Las opciones van desde problemas hepáticos hasta colon irritable.
Nala comenzó con diarrea intermitente cuando era muy cachorrita (dos-tres meses), de pronto un día sus deposiciones eran muy blandas sin llegar a ser líquidas y no se le pasaba, su veterinario me decía que la tuviese un día sin comer y la perrita se ponía bien, un par de semanas más tarde volvíamos al mismo punto, otro día sin comer…así estuvimos varios meses en los que los problemas intestinales eran cada vez más continuos. Cuando tenía 9 meses nos trasladamos y a raíz de ahí la cosa empeoró bastante, nuestro nuevo veterinario nos dijo que los perros no podían estar sin comer por tener una diarrea, que lo que había que hacer era darles arroz, pues nada, manos a la obra, día mala día a base de arroz hasta que se ponía bien, pero la cosa se iba alargando y la perra no mejoraba, se le hizo un estudio coprológico, ya que una de las causas de las diarreas son los parásitos intestinales, que dio negativo, aconsejados por el veterinario le cambiamos el agua y empezamos a utilizar un pienso especial, la perra mejoró un par de semanas pero luego volvió a lo mismo, entonces le recetaron Salazopirina y nos dijeron que sería un tratamiento de por vida, durante las vacaciones, a pesar de irnos a la playa (que nos dijeron empeoraría) la perra mejoró, pero en cuanto volvimos empeoró de forma alarmante, empezó a incluir sangre fresca al final de sus deposiciones, su veterinario nos aconsejó hacerle una colonoscopia ya que el problema se escapaba de sus conocimientos.
Decidimos cambiar de veterinario y aquí empezó realmente el conocimiento del problema, o el descarte de los no problemas.
Cuando explicamos la forma en que eran las deposiciones de la perra nos fueron dando opciones:
-Deposiciones muy blandas, sin llegar a ser líquidas con sangre fresca al final.
Indican problemas de: intestino grueso, probables parásitos, problemas de asimilación a nivel hepático, etc.
La primera opción pasa por eliminar parásitos, analizar la absorción de las heces y cualquier problema a nivel sangre. En esas analíticas descubrimos que la perra no absorbía bien las proteínas, lo que indicaba un problema a nivel hepático que se soluciona con enzimas…
Tratamiento:
- Salazopirina (aún no la habíamos dejado)
- Lypex (enzimas para reforzar la acción del hígado)
- Nuevo pienso (ya que los anteriores habían sido a base de pollo cambiamos a otro de pescado, también especial)
De nuevo parece hacer efecto, las dos primeras semanas la perra está perfectamente, pero después empieza a empeorar con rapidez, hace alrededor de 10-15 deposiciones diarias, la primera de la salida aparentemente bien, aunque blanda, a continuación ya es una papilla informe y la cantidad de sangre al final de las deposiciones aumenta.
Cambiamos nuevamente el pienso.
Se añaden al tratamiento otras medicinas:
- Tagamet (protector estomacal)
- Urbasón (antialérgico, aunque aún no he comprendido bien su función en esto)
- Flaggyl (antibiótico)
- Pro-enteric (para reponer la flora bacteriana que debe estar destrozada después de tantos meses de tratamientos y problemas)
Nuevamente parece mejorar pero sólo dura un par de semanas y la recaída es cada vez peor. Se le cambia nuevamente el pienso, se redosifican las medicaciones y nos aconsejan hacerle la colonoscopia acompañada de una endoscopia para descartar un problema de parte superior del aparato digestivo, la “broma” suponía 600 €, pero era el único sistema de saber con certeza que le pasaba a la perra que estaba empezando a dejar de comer.
Mientras lo estamos pensando (durante un fin de semana) el estado de Nala se agrava y ya pasa a ser un continuo intentar defecar pero sólo salir sangre el 90% de las veces, la sangre sigue siendo fresca y por lo tanto asusta, no es demasiada cantidad, pero… vamos con urgencia a su veterinario y nos tranquiliza, entre tanto hemos decidido acudir a la clínica de la universidad. Para que Nala aguante el tirón hasta que nos atiendan (ya que ha perdido casi 2 Kg en una semana), nuestro veterinario nos aconseja darle patata cocida con conejo, dice que es lo más suave que podemos darle y que seguramente mejore lo suficiente para aguantar hasta que nos den cita.
En esos momentos hemos cambiado ya unas 8 veces de piensos, siempre con el mismo resultado, una-dos semanas bien y luego empeora, llevamos varios meses dándole medicaciones diversas y estamos desesperados porque vemos que la cosa va a peor.
Tenemos suerte y nos dan cita en tres días, la perra empieza a comer conejo con patata única y exclusivamente, como es natural está bastante apática y no le apetece más que dormir encima nuestro, pero en el momento en que le empezamos a dar la nueva alimentación deja de defecar constantemente.
Una vez en la universidad nos dicen que antes de hacer nada vamos a descartar una alergia alimentaria… nuestro veterinario lo había descartado porque produce otros síntomas asociados, como picor en todo el cuerpo del animal (vimos algún perrillo casi pelado porque no conseguían averiguar a qué le tenía la alergia y el animal no paraba de rascarse). Durante la primera semana continuamos con el tratamiento que nos dio nuestro veterinario, pero en la alimentación cambiamos el conejo por pavo ya que es lo que nos aconsejan y parece ser la proteína más suave. Nos insisten en que debemos controlar muchísimo lo que la perra ingiere, ya que estas razas son aspiradoras, no puede entrar por su boca ninguna cosa que no le demos, o sea, patatas cocidas y pavo.
Hoy, más de un mes más tarde, sabemos lo que le ocurre a la perra, tiene una intolerancia alimentaria, desde que cambiamos el pienso por la patata con pavo no ha vuelto a tener problemas, ha recuperado su peso y su alegría.
Ahora el proceso será lento y complicado, ya que empezamos una dieta de descarte, parece ser que lo único que realmente da intolerancias son las proteínas, con lo que tendremos que írselas cambiando poco a poco hasta averiguar si es eso lo que le produce los problemas intestinales, en caso de no ser así es cualquier otro componente que haya ingerido, desde trozos de palo (le encantaba morderlos) hasta los antibióticos que contienen los piensos, pero al menos sabemos que es lo que pasa y cómo podemos solucionarlo.
Conclusión:
Ante un problema intestinal yo, a partir de ahora, lo primero que voy a intentar es descartar que sea la comida que le doy y ya me han enseñado como, únicamente con pavo y patata cocida, controlando absolutamente todo lo que coma.
Autora: Rpichu
1ª Edición y Publicación: Rpichu
2ª Edición y Publicación: Elma
Arreglos de texto: Elma
Fuente: www.portalpe.com
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