- 3 Ene 2007
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EL OÍDO DEL GATO
Debido a su gran capacidad auditiva los gatos se pueden considerar unos temibles depredadores.
Son capaces de oír cientos de sonidos a la vez que ni un perro ni el hombre podrían detectar.
Un ejemplo es el ruido de la corriente eléctrica de los cables que hay en casa.
Pueden localizar los pasitos de un ratón a siete metros de distancia.
Para hacernos una idea, un gato escucha el tic tac de un reloj cuatro veces más fuerte que un ser humano.
Las cuarenta mil fibras cocleares nerviosas que posee el nervio auditivo del gato le permiten escuchar tonos muy agudos,
imperceptibles para el ser humano ya que nosotros tenemos unas diez mil fibras cocleares nerviosas menos.
Pueden percibir ultrasonidos pues su capacidad auditiva alcanza frecuencias de veinte mil a veinticinco mil vibraciones por segundo.
Ellos toleran un volumen que para nosotros sería ensordecedor.
Mi gata Mac localizando sonidos.
Sus pabellones auditivos están compuestos por treinta músculos que les permiten mover las orejas por separado
y en cualquier dirección para poder localizar un sonido con la máxima precisión.
Nosotros tenemos solamente seis músculos, resulta prácticamente imposible hacer un único movimiento.
Los órganos que controlan el sentido del equilibrio se encuentran también en el oído,
por esta razón caminan con tanta seguridad por lugares estrechos y altos tales como barandas, ramas de árboles, cornisas, etc.
Y por eso resulta casi imposible que un gato caiga de espaldas contra el suelo. Siempre, o casi siempre, lo hacen con las cuatro patas,
es decir, la posición que su cerebro le indica como correcta.
Por todo esto reaccionan al instante cuando se produce un sonido repentino.
Si el sonido no es muy elevado gira la cabeza con movimientos rápidos para buscarlo,
si es un golpe seco y muy fuerte se suelen agachar, separan las patas, sacan las uñas y prácticamente tocan con la barriga en el suelo.
Prefieren los sonidos agudos y distinguen perfectamente a un hombre de una mujer por el tono de voz.
Les gustan más las voces de las mujeres cuando se les habla con cariño.
Es por eso que los gatos prefieren vivir con personas que no griten ni hablen muy eufóricamente.
Cuando hay una discusión o gritos se ausentan, por otro lado adoran escuchar a las personas leer y a las que hablan suavemente entre sí o con ellos.
Son capaces de oír cientos de sonidos a la vez que ni un perro ni el hombre podrían detectar.
Un ejemplo es el ruido de la corriente eléctrica de los cables que hay en casa.
Pueden localizar los pasitos de un ratón a siete metros de distancia.
Para hacernos una idea, un gato escucha el tic tac de un reloj cuatro veces más fuerte que un ser humano.
Las cuarenta mil fibras cocleares nerviosas que posee el nervio auditivo del gato le permiten escuchar tonos muy agudos,
imperceptibles para el ser humano ya que nosotros tenemos unas diez mil fibras cocleares nerviosas menos.
Pueden percibir ultrasonidos pues su capacidad auditiva alcanza frecuencias de veinte mil a veinticinco mil vibraciones por segundo.
Ellos toleran un volumen que para nosotros sería ensordecedor.
Mi gata Mac localizando sonidos.
Sus pabellones auditivos están compuestos por treinta músculos que les permiten mover las orejas por separado
y en cualquier dirección para poder localizar un sonido con la máxima precisión.
Nosotros tenemos solamente seis músculos, resulta prácticamente imposible hacer un único movimiento.
Los órganos que controlan el sentido del equilibrio se encuentran también en el oído,
por esta razón caminan con tanta seguridad por lugares estrechos y altos tales como barandas, ramas de árboles, cornisas, etc.
Y por eso resulta casi imposible que un gato caiga de espaldas contra el suelo. Siempre, o casi siempre, lo hacen con las cuatro patas,
es decir, la posición que su cerebro le indica como correcta.
Por todo esto reaccionan al instante cuando se produce un sonido repentino.
Si el sonido no es muy elevado gira la cabeza con movimientos rápidos para buscarlo,
si es un golpe seco y muy fuerte se suelen agachar, separan las patas, sacan las uñas y prácticamente tocan con la barriga en el suelo.
Prefieren los sonidos agudos y distinguen perfectamente a un hombre de una mujer por el tono de voz.
Les gustan más las voces de las mujeres cuando se les habla con cariño.
Es por eso que los gatos prefieren vivir con personas que no griten ni hablen muy eufóricamente.
Cuando hay una discusión o gritos se ausentan, por otro lado adoran escuchar a las personas leer y a las que hablan suavemente entre sí o con ellos.
© Elma Ruiz, 2011
Nota: Queda prohibida la reproducción total o parcial de este articulo sin el consentimiento de la autora.
Autora: Elma
Imagens: Elma
1ª Edición y Publicación: Elma
2ª Edición y Publicación: Elma
Arreglos de texto: Elma
Maquetación de imagen: Elma
Fuente: www.portalpez.com
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